Si me preguntas que pensaba hace dos años atrás sobre lo que era el amor, te hubiese contestado que era algo en lo que yo no creía y que tampoco tenía pensado hacerlo.
No podía creer las cosas que hacían las personas por amor. No podía soportar el día de San Valentín, la plaza llena de parejas caminando agarrados de la mano y con un ramo de flores. También se me hacia imposible ver como las chicas lloraban sin control en el baño de algún que otro boliche por algún amor no correspondido o porque el flaco que les gustaba no les daba bola.
En conclusión, hace dos años atrás era una persona que tenía corazón, como todo el mundo pero con la diferencia de que el corazón de cualquier persona bombea sangre, en cambio, el mió, bombeaba líquido refrigerante. Siempre tan frió, sin una gota de de sensibilidad por nada ni nadie.
Pero hoy en día, después de estos dos años que pasaron, termine amando lo que odiaba, haciendo lo que nunca pensé que iba a hacer y pensando en cosas que nunca se me hubiesen cruzado por la mente. Hoy en día, si tengo que llorar como vi llorar a esa chica, lo hago sin problema. Hoy muero por un paseo agarrada de la mano de la persona que amo. Hoy en día amo como nunca ame.